El Evangelio
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
Él les dijo entonces: "Cuando oréis decid:
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan del mañana;
perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación".
Lucas 11, 1-4
Enséñanos a perdonar
¿Perdonar a los que nos ofenden? ¿Acaso sabemos perdonar
a los que tenemos al lado? que sin habernos ofendido,
solo por el hecho de no saludarnos, no preguntarnos, o no haber sido cortés en nuestra relación , o pensar que son mal intencionados, ya les colocamos el sambenito de enemigos y personas non gratas.
¡Que fácil y a la vez que difícil nos lo pusiste!
¡Enséñanos a orar, Padre! pero entendiendo cada palabra tuya, no solo con nuestra inteligencia, sino con nuestro corazón. Entendiendo el mensaje, ese mensaje que Tú pones en nuestros labios, pero que nunca germina.
¡Padre, enséñanos a orar! pero sobre todo, enséñanos a amarnos sin recovecos. Que cada palabra tuya, del Padre Nuestro, sea una semilla fecunda en nuestros corazones, y nos hagan ser verdaderos hombres de bien y que nos muestre lo fácil que es perdonar para a la vez, ser perdonados.
¡Feliz día, amigos!
