miércoles, 26 de marzo de 2014

Vine a dar plenitud



Evangelio según San Mateo 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.»



Oda XIII - De la vida del cielo

Alma región luciente, 
prado de bienandanza, que ni al hielo 
ni con el rayo ardiente 
fallece; fértil suelo, 
producidor eterno de consuelo: 

                                   de púrpura y de nieve 
florida, la cabeza coronado, 
y dulces pastos mueve, 
sin honda ni cayado, 
el Buen Pastor en ti su hato amado. 

Él va, y en pos dichosas 
le siguen sus ovejas, do las pace 
con inmortales rosas, 
con flor que siempre nace 
y cuanto más se goza más renace. 

Y dentro a la montaña 
del alto bien las guía; ya en la vena 
del gozo fiel las baña, 
y les da mesa llena, 
pastor y pasto él solo, y suerte buena. 

Y de su esfera, cuando 
la cumbre toca, altísimo subido, 
el sol, él sesteando, 
de su hato ceñido, 
con dulce son deleita el santo oído. 

Toca el rabel sonoro, 
y el inmortal dulzor al alma pasa, 
con que envilece el oro, 
y ardiendo se traspasa 
y lanza en aquel bien libre de tasa. 

¡Oh, son! ¡Oh, voz! Siquiera 
pequeña parte alguna decendiese 
en mi sentido, y fuera 
de sí la alma pusiese 
y toda en ti, ¡oh, Amor!, la convirtiese, 
conocería dónde 
sesteas, dulce Esposo, y, desatada 
de esta prisión adonde 
padece, a tu manada 
viviera junta, sin vagar errada.



-Fray Luis de León-



¡Feliz día amigos!