La soberbia

 
 
¡No Señor, no estés triste,
no es tu culpa, es la nuestra!

Cuando éramos pequeños se nos educaba desde el respeto a todas las personas, pero en especial a los ancianos.
Entonces, se veneraba al abuelo, los “abuelitos”, como cariñosamente les llamábamos a los padres de nuestros padres.  
A medida que íbamos creciendo teníamos otros abuelitos más: nuestro párroco D. José María, los abuelitos de nuestros amigos y el “abuelito Papa”, a éste lo veíamos desde la televisión, ¡pero cómo nos gustaba, tenía una cara tan bondadosa! Se llamaba Juan XXIII.
Pablo VI nunca me gusto tanto como su antecesor, pero trató de unir a las diferentes Iglesias y trabajo mucho por ello.  
Juan Pablo I fue el siguiente, tan solo sabemos de él que fue conocido por su sonrisa, su papado duro muy poco, 33 días.
Posteriormente llego el “Papa viajero” Juan Pablo II y pensamos: "Después de este magnífico Papa ¿quién será el nuevo sucesor de Pedro que le pueda igualar?"
Y llego… y parecía que entraba de puntillas, como pidiendo perdón y apenas si nos dimos cuenta de su presencia, pero poco a poco, su rostro se hizo amable y de nuevo nos llegaron esos recuerdos de la infancia, era otro “Papa abuelito”.
Y nos empezó a conquistar. Y empezamos a conocerlo como un gran teólogo, pero no nos dimos cuenta de lo grande que era hasta que se marcho, y lo hizo como llego: de puntillas y en silencio. 
Existe un día en su vida que fue aún más grande, y ese día no fue, ni cuando llego, ni cuando ha partido. Fue cuando, siendo tu representante en la Tierra, se comporto como Tú habrías hecho: humilde.
 
Humilde entre "los suyos", entre aquellos que deben ser
tan humildes como Tú y como él. ¡Es entonces cuando mejor te represento!
Él extendió la mano y la soberbia que está instalada en tu Iglesia, se la retiro. 
Esa soberbia que no supo ver en él, ni tu rostro, ni a mi Papa anciano. 
-Ni respetaron lo que representaba, ni respetaron sus años.
-Ellos que deben ser el espejo donde mirarnos.
-Ellos, que nos enseñan cuales son los “Pecados capitales”.
-Ellos que en ese momento olvidaron que, entre estos siete pecados está el de la SOBERBIA,... además de olvidar que tu Iglesia se basa en un gran pilar: el Amor a Dios y al prójimo como a ti mismo.
            ¡Por eso, Tú no estés triste, está no es tu obra,
 ésta es la nuestra Señor!
 
Pinchen en el video y observen.
 
 
 
 
 
Un pensamiento: ¡Ay Señor, que mundo más maravilloso
sería si no estuviera por medio la codicia humana!
 
 


<... No os sorprenda porque viene la hora en que los
que están en el sepulcro oirán su voz:
los que hayan hecho el bien saldrán
a una resurrección de vida;
 los que hayan hecho el mal,
a una resurrección de juicio...>
 
Juan 5, 18-30


¡¡¡Fumata blanca: HABEMUS PAPAM!!!

19.07h.


FRANCISCO I



 
¡Feliz día amigos!




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